Querer ser Queridos y no Querer ser cuidados, protegidos es una absurda contradicción.
Según lo experto que es uno escuchamos unas u otras frases protectoras. Las hay duras, muy duras pero lo son.
Desde el " Fulanito es un indecente. No sigas su ejemplo " " Fíjate en que bien hace las cosas Paco " " Esa es una fulana ", despectivo para evitar protectóramente que sea imitada. Al
" No olvides la bufanda que hace frío " " Ten en cuenta tu estado de salud es débil "
Pero una cosa es esto y otra sobreproteger. Sobreproteger es aislar, es secuestrar, es un maltrato ya que imposibilita en los niños su adaptación y en niños y adultos, como mujeres maltratadas y otros que por una u otra circunstancia son dependientes, la realización de su voluntad de ser felices con lo que supone para la salud. Incluso mediando una enfermedad u otra grave adversidad hay un margen para disfrutar de la vida, para ser feliz que quien Quiere, de verdad, que quien sabe Querer respeta en la misma medida que Quiere se respete su Voluntad, una Voluntad que debiera ser de ser feliz y lo sería, se es dejando a los demás serlo, sin sobreprotegerles, que esto es de obsesivos.
La gente normal de sobra sabemos donde está el limite que separa ambas cosas, que entre el exceso y el defecto existe en todo ese punto moderado, de equilibrio ! Y también sabemos que hay extremistas que no tienen ni idea pues no se han molestado en pensarlo de lo que significa CALIDAD DE VIDA !
Me ha gustado el siguiente artículo.
( No le sientes. Dale un bastón. No le encierres. Se inventaron las sillas de ruedas. Déjale vivir su felicidad, Y si no es posible más déjale y ayúdale a soñar )
Un enfermo sobreprotegido.
Desde el punto de vista psicológico, la sobreprotección es un fenómeno que puede ocurrir en las relaciones interpersonales tanto de padres e hijos, entre hermanos, amigos entre médicos y pacientes. Tan nocivo es no proporcionar los cuidados mínimos necesarios que necesitan un niño o un adulto en plenitud, el nombre de moda de la tercera edad, como exagerar en los cuidados limitando el desarrollo potencial de un chaval o coartando la libertad de un maduro con posibilidades aún de valerse por sí mismo.
El fenómeno de sobreprotección humana se presenta por diversos factores generalmente combinados: la inseguridad de los padres por ejemplo, para proporcionar los cuidados de sus hijos, inseguridad que provoca miedo, fruto de la ignorancia de los derechos de los niños y desinformación en cuanto a los cuidados primordiales tanto psicológicos como físicos que deben proporcionarse. También se pueden imbricar sentimientos de culpabilidad ante la posible falla en el cuidado de otros miembros de la familia o por presiones y chantajes de los padres, suegros, hermanos o abuelos.
La sobreprotección de los hijos por ejemplo, puede causar severos daños psicológicos convirtiendo a los sujetos en pasivos dependientes, inseguros de sí mismos, chantajistas y manipuladores, irresponsables, parásitos sociales, improductivos económicos y hasta en drogadictos o delincuentes.
El cuidado de la salud no escapa a este fenómeno de la sobreprotección. Un enfermo sobreprotegido se puede convertir en un inválido psicológico, inseguro, angustiado, con temores exagerados a la muerte, con pésima calidad de vida. Un ejemplo es el siguiente caso clínico:
Un hombre joven de unos 30 años solicitó opinión respecto a su caso clínico narrando lo siguiente:
_Doctor, quiero su punto de vista de mi problema. He visto a varios médicos de diferentes ciudades. Me están tratando con isosorbide, tomo tres tabletas y con ácido acetilsalicílico de la cual tomo una tableta diaria. Me dicen que son para el corazón. Pero yo estoy confundido porque me enviaron a un hospital del DF, allá me hicieron varios estudios del corazón una prueba de esfuerzo, un ecocardiograma y me tomaron varios electrocardiogramas y estudios de sangre, del colesterol, los triglicéridos y me dicen que salí bien, que no tengo nada en el corazón, pero aquí en el hospital me están dando el tratamiento mencionado y con esos medicamentos me siento muy mal, me duele la cabeza me arde el estómago cuando los tomo. Ya le dije a mi doctor, pero dice que debo tomarlo, que eso me protege el corazón. Yo le dije que en el papel que le enviaron de México, dice que yo estoy bien, pero él me dice que de todas formas debo tomar ese tratamiento para protegerme. Yo quiero que revise todos mis estudios y que me diga que hago.
Después de revisar sus estudios le dije al enfermo:
_En realidad en sus estudios de laboratorio los electrocardiogramas, la prueba de esfuerzo del corazón, el reporte del ecocardiograma, efectivamente revelan que su corazón esta sano aparentemente. Pero, ahora dígame usted que es lo que siente. Es muy importante que describa sus molestias.
_Estoy mal desde hace como dos años me ha dado dolor aquí en el corazón como en cuatro ocasiones, este dolor es muy fuerte, me ha dado estando sentado, me dura como dos o tres horas a veces todo el día, yo no creo que sea el corazón porque me aparece cuando hago corajes. Esas cuatro veces que le digo, he tenido fuertes corajes. He ido a parar al hospital y ahí me han dicho que es el corazón, y que debo seguir el tratamiento. Pero en México me dijeron que yo estoy bien del corazón, entonces ya no sé a quien creerle. Yo creo que no es el corazón porque yo troto hasta diez kilómetros, juego básquet y a veces levanto pesas. Yo digo que si fuera el corazón ya me hubiera dado un golpe cuando hago ejercicio y nunca he sentido dolor durante esos ejercicios. Por eso yo creo que no es el corazón, pero me dicen que de todas formas debo tomar medicamento.
Con esta descripción del dolor y las circunstancias en que se presenta, junto con los resultados de laboratorio y gabinete negativos se concluyó con amplio margen de seguridad que la causa del dolor de este hombre no se ubicaba en el corazón sino en el sistema nervioso, en otras palabras, este hombre tenía una NEUROSIS CARDIACA. Así se le hizo saber al paciente, se le explicó ampliamente en que consiste este problema que se relaciona con el estrés agudo y crónico.
Este hombre tenía o tiene múltiples problemas familiares, con los hijos con la esposa, laborales, fuente de ansiedad angustia y desesperación y dolor en área precordial que se puede confundir con lesión cardíaca.
En ocasiones los médicos podemos caer en los mismos errores en los cae un padre durante el cuidado de los hijos, indicar tratamiento innecesario, sobreprotección médica, cuando no estamos seguros de las posibles causas de las dolencias de los pacientes.
Sin embargo, no parece razonable que para proteger nuestra reputación, hagamos que el paciente gaste su calidad de vida en medicamentos potencialmente tóxicos, superfluos y hacerle vivir con la angustia cotidiana y el miedo de morir en cualquier rato por una lesión inexistente.
Si no se toma en cuenta los datos clínicos en correlación con los datos de laboratorio y gabinete, es posible causar más daño que beneficio.
En la forma que describió su sintomatología este hombre, así como los datos de laboratorio y gabinete normales, no había elementos suficientes para afirmar que este sujeto ameritaba tratamiento alguno para corazón. Así se le hizo saber este punto de vista. El aquejado debía tomar la decisión de cual opinión seguir.
La función del médico es informar con objetividad, veraz e imparcialmente a los enfermos. Esta misión es ardua y ocasionalmente ingrata.