Como aquella rosa roja,
de labios de terciopelo
y perfume sublime y
delicado que me hablaba
de su alma, ánima de poeta
excelsa y sutil, paradisiaca.
Como aquella rosa roja
de diminutas espinas
que enganchaban,
que en la dermis se prendían
cual anzuelos de pescar.
Como aquella rosa roja
de perfección natural,
matemática imperfecta,
así soy yo de perfecta.
Como aquella rosa roja
que al hielo no sucumbió
para agradar con su olor,
con su textura y color,
así soy yo de imperfecta.
La otra rosa, la perfecta,
geométrica perfecta,
el invierno no aguantó.
Aquella rosa imperfecta,
naturalmente perfecta
que al frío sobrevivió.
yo la arrebaté a un zarzal,
que su belleza enturbiaba.
Luché con él, me arañaba,
el rosal también me heria
y mi sangre se mezclaba
con el vino de mi rosa.
No importaba, no el dolor.
Por regar aquella rosa
con mi sangre colorada
ella su aroma me dio
y quedamos hermanadas.
Hora yo huelo a mi rosa
y a ella el rojo la creció.
Y es que pescarme quería
para que fuera su hermana
Y por ello soy la hermana,
soy la hermana de las rosas,
rosas rojas imperfectas.
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