Era una vez un miembro del sexo masculino al que una Mujer de estúpida intención quiso bajar de su pedestal. Inútil fue su esfuerzo puesto que a él le iba bien. Inútilmente gasto su tiempo y energía vital.
Comprendiendo esto le - s abandono. Se rindió a insistir.
- ! Ay, imbécil. Tú aún no te has enterado de que todo pedestal será derribado con quien esté sobre él !
Dándole por perdido dedicó ese tiempo y energía a los que no iba bien, a las verdaderas víctimas de la injusticia. En ellos encontró la solidaridad que dicho endiosado miembro la había negado.
" La Mujer, como la mar, no es solo la superficie que se ve y que algunos quieren que sea para que tropiece vez tras vez en la misma piedra. El superficial, por serlo, de todo ve solo la superficie. Por ello en la mar se ahoga ".
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